Desde diciembre del 2019, el mundo se ha visto afectado por la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2, el cual pertenece a la familia de los β-coronavirus, conocidos por su gran capacidad infecciosa, rápida transmisibilidad y por manifestarse clínicamente como un síndrome respiratorio que hasta la fecha ha provocado mas de 4 millones de muertes.
Durante el transcurso de la pandemia, los análisis del genoma del virus mediante secuenciación masiva han proporcionado información de gran utilidad para la vigilancia genómica y epidemiología de nuevas variantes del SARS-CoV-2. Cabe destacar que es común que todos los virus cambien a lo largo del tiempo, sin embargo, la mayoría de dichos cambios no tienen un impacto significativo en sus propiedades. No obstante, algunos cambios o mutaciones si le conceden ventajas evolutivas al virus [1].
Datos publicados por Harvey, et al., 2021, demuestran que la tasa de mutación de este virus desde diciembre del 2019 a octubre del 2020 fue de dos mutaciones por mes, las cuales incluyen substituciones, inserciones y/o deleciones [2]. En los últimos meses, las variantes del SARS-CoV-2 que tienen mutaciones en la proteína Spike han generado preocupación a nivel mundial y han sido clasificadas como “variantes de preocupación” por la OMS y el CDC ya que se ha demostrado que tienen mayor transmisibilidad, evasión del sistema inmune, entre otros [3].
Según datos del CDC, hasta la fecha se han identificado siete variantes de preocupación denominadas: Alpha (B.1.1.7), Beta (B.1.351), Delta (B.1.617.2), Gamma (P.1), Epsilon (B.1.427/B.1.429) e Iota (B.1.526). Algunas de las mutaciones en la proteína Spike de estas variantes se indican en el siguiente diagrama [4]-[5]:
Una de las principales inquietudes que se tiene a nivel mundial radica en la efectividad de las vacunas ante estas variantes, motivo por el cual se vienen adelantando diversos estudios a nivel mundial. Estudios realizados en Canadá con las vacunas de Pfizer-BioNTech (BNT162b2), Moderna (mRNA-1273) y AstraZeneca (ChAdOx1) demostraron que con al menos una dosis se logra una buena protección contra las variantes Alfa, Beta, Gamma y Delta; no obstante, la protección obtenida con ambas dosis es mucho mayor [6].
Por otra parte, en Estados Unidos demostraron que la vacuna Janssen (Ad26.COV2.S) genera una respuesta inmune celular y humoral robusta contra las variantes Alfa, Beta y Gamma, logrando una excelente efectividad para prevenir formas severas de COVID-19 [7].
Con respecto a la vacuna Sinovac (CoronaVac), todavía no hay resultados disponibles de sobre su efectividad ante las variantes de preocupación. Sin embargo, en Chile han reportado una efectividad >90% de esta vacuna para prevenir hospitalización y muerte por COVID-19 [8].
[1] Zella, et al. The variants question: what is the problem?. J Med Virol. 2021 doi:10.1002/jmv.27196.
[2] Harvey, et al. SARS-CoV 2 variants, spike mutations and immune escape. Nature Reviews Microbiology 2021; 19: 409-424
[3] Tomado de: Tracking SARS-CoV 2 variants. Ver fuente
[4] Tomado y modificado de Biorender.
[5] Krause, et al. SARS-CoV 2 Variants and Vaccines. N Engl J Med 2021; 385:179-186
[6] Nasreen, et al. Effectiveness of COVID-19 vaccines against variants of concern, Canada.Pre-print.
[7] Alter, et al. Immunogenicity of Ad26.COV2.S vaccine against SARS-CoV 2 variants inhumans. Nature 2021 DOI:10.1038/s41586-021-03681-2
[8] Jara, et al. Effectiveness of an Inactivated SARS-CoV-2 Vaccine in Chile. N Engl J Med DOI: 10.1056/NEJMoa2107715